Cotelo Suette, Roberto

Montevideo (Uruguay) 1897 – Montevideo (Uruguay) 1970

«En 1913, en el Patronato de Obreros de la Iglesia de la Aguada
un grupo de muchachos tenía un conjunto dramático y representaban escritos religiosos,
y en uno de ellos, Cotelo, con 16 años, representó un anarquista, Lucifer

De padre gallego y de madre vascofrancesa, ambos de conocieron y se casaron en Uruguay. Su infancia -según nos relata su hijo Helios- fue dura, estudió hasta tercero de escuela pero tuvo que dejarla para salir a trabajar a la edad de 7 años. De joven mostró interés por la lectura y fue forjándose en el campo de las ideas de forma autodidacta.

Según el relato de su hijo, cuando Cotelo conoce a Aurora Pedreira (su futura pareja sentimental), se siente atraído por las ideas anarquistas de la madre de ésta, María Collazo. Su breve y posterior estancia en Buenos Aires, le sirve también para vincularse a varias organizaciones sindicales.

Su primera escrito aparece en La Batalla (1915-1927), periódico anarquista administrado por  Collazo y dirigido por Antonio Marzovillo. Tras el inicio de Revolución Rusa, Cotelo se aparta de la ortodoxia de la Federación Obrera Regional del Uruguay (FORU) y junto a otros compañeros constituyen el Comité Pro Unidad Obrera (1922), germen de la anarcosindicalista Unión Sindical Uruguaya (1923).

En 1924 Cotelo colabora en la publicación Irregular, dirigida por José Muñoz.  Ese mismo año conoce a Buenaventura Durruti y el resto de anarquistas que forman el grupo Los Solidarios (Francisco Ascaso, su primo Alejandro Ascaso y Gregorio Jover). Tras varios atracos y fugas a lo largo de México, Perú, Chile y Argentina, planean su salida de América vía Montevideo. Para ello, todos necesitan documentos falsos que les permitan sortear los controles policiales. El nombre elegido para el pasaporte de Durruti será el de Roberto Cotelo.

Durante la dictadura de Gabriel Terra, dirige la página obrera del diario «República» y administra el diario Época, pero cuando ésta los clausura se marcha un tiempo a Buenos Aires y se integra a la redacción de la revista «Crítica». De nuevo en Uruguay, tienen un papel destacado en una de las mayores huelgas contra Terra, la que organizan en 1934 y durante cuatro meses los gráficos y la prensa opositora. Tras esos hechos, Cotelo entra definitivamente en la lista negra del gobierno.

En febrero de 1936 crea junto a compañeros de militancia como Pedro Tufró o José B. Gomensoro, la revista Esfuerzo, tal vez la más importante de la publicaciones anarquistas habidas en el Uruguay y una de las principales fuentes de información de la revolución libertaria en España. Al cargo de la redacción está el maestro José María Ferreira.

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Iniciada la Guerra Civil, la CNT-FAI le solicita que vaya a España a realizar tareas de propaganda en la retaguardia, no al frente. Si bien, oficialmente, Cotelo justifica su marcha para hacer de corresponsal del diario del Centro de Protección Chofferes. Antes de partir, Roberto se casa con Aurora, hija pequeña de María Collazo. Establecen su vivienda en la calle Salto, 1235 (Montevideo). Tienen dos hijos, Helios y Primavera.

Cuando zarpa a España, sus hijos se van a vivir a la casa de su abuela, María Collazo (entre las calles Guadalupe y Defensa, barrio de Goes). La casa de Collazo fue durante muchos años un verdadero centro de acogida para exiliados y perseguidos por la dictadura de José Félix Uriburu (entre ellos, Simon Radowitzky, mito del anarquismo argentino y amigo también de Roberto Cotelo).

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Cotelo (en el centro con sobrero blanco) junto a Radowitzky (segundo por la izquierda, con boina y lentes de sol)

En un carta escrita en Barcelona el 27 de octubre de 1937 y dirigida a Mariano Rodríguez Vázquez (Marianet) -último secretario general de la CNT hasta el final de la Guerra Civil-, Cotelo explica los detalles de su viaje. Todo empieza cuando recibe un telegrama de Gastón Leval, fechado en Málaga el 16 de noviembre de 1936: «R. Cotelo conteste urgente si está dispuesto a venir. Envío dinero pasaje. Asunto familia arreglamos aquí«. Luce Fabbri y algunos compañeros argentinos (p.ej. José María Lunazzi) reciben otro igual. Cotelo contesta por medio de Tufró -que aún está en Uruguay- preguntando si el llamamiento es a título personal o en nombre de la CNT. A mitad de diciembre llega un nuevo telegrama, que si bien no responde a la pregunta de Cotelo, sí insiste en que emprenda el viaje. Días después, Tufró inicia su marcha a España, llevando una nueva carta de Cotelo que pide más información sobre cómo debe proceder. Antes que Tufró llegue al destino, recibe otro telegrama: «Embarque en el primer buque. Es acuerdo de la organización«. Este resulta definitivo y Cotelo se embarca inmediatamente con destino Marsella en el buque Alsina jutno a dos compañeros argentinos, uno de ellos, posiblemente Lunazzi. Su viaje es costeado gracias al dinero que aporta la Unión Sindical Uruguaya, el Comité de Ayuda a las Milicias de la CNT y la Federación Comunista Anárquica de Argentina (este último es dinero que el propio Leval les envía).

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Carta postal enviada por Roberto Cotelo a Luce Fabbri desde Brasil.

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Carta postal enviada a su compañera Aurora desde Salvador de Bahía (Brasil).

Tras pasar por Brasil y Senegal, pasa unos días más en Marsella tramitando la documentación que le permita pasar la frontera; en febrero llega a Barcelona. Rápidamente lo presentan en un pleno de la FAI. Allí se encuentra con algunos de los compañeros  que ya había conocido en América, lo cual facilita su rápida integración en los cuadros de organización.

Cotelo pasa a ser miembro del Comité Peninsular de la FAI y secretario junto a Germinal de Souza, Jacobo Prince y Lunazzi -con el que hablaba en lunfardo– de la Consejería de Economía de la Generalitat en el marco del “Decreto de Colectivizaciones y control obrero de las industrias y comercios de Cataluña”, promulgado el 22 de octubre de 1936; también dirige la editorial Tierra y Libertad. Su entrada en el gobierno le costó duras y largas críticas entre los anarquistas uruguayos del momento, siendo algo que le acompañaría casi toda su vida.

En julio de ese 1937, participa junto a Federica Montseny y González Inestal, en un mitin de la FAI que se celebra en Valencia con motivo de la clausura de un Pleno de Regionales. En esa estancia conoce a la mítica fotógrafa anarquista Kati Horna, que no dudará en retratarle. A penas dos semanas después, participa como orador en otro acto -esta vez en Cartagena (Murcia)- de homenaje a Federica Montseny junto a Isidro Martínez (militante de Barcelona) y la propia Federica.

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Postal enviada desde Barcelona a su hijo Helios (1937).

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Postal enviada desde Barcelona a su hijo Helios (1937).

Su estancia no estuvo exenta de sobresaltos. Como recuerda su hijo Helios, en Barcelona tuvo que deshacerse de toda su documentación personal -y su pistola- al quedar rodeado en un puesto de control comunista. En otra ocasión, un golpe de suerte le salvó de adentrarse por error en una zona controlada por franquistas.

A finales de 1937, su pareja Aurora Pereira inicia los trámites para obtener el pasaporte y reunirse en Barcelona con Cotelo. Antes de que se concrete nada, Cotelo regresa a Uruguay ante la ya evidente derrota del movimiento anarquista. A su vuelta, se sitúa a cargo de la Oficina de Propaganda CNT-FAI Uruguay.

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Según las telegramas disponibles en el Instituto de Historia Social de Ámsterdam (lugar donde se guardan una parte de los fondos documentales de la CNT y la FAI) desde febrero de 1938 hasta -como mínimo- mayo del mismo año, el Comité Peninsular de la FAI junto al Comité Nacional de la CNT, envían documentos de propaganda -folletos, libros, revistas, periódicos, comunicados…- para que sean distribuidos y difundidos por el Uruguay.

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En una carta escrita el 23 de enero de 1938, Cotelo da cuenta de las actividades realizadas y de los problemas con los que se están encontrando:

Hemos dado cinco conferencias exclusivamente para compañeros, y daremos todavía tres o cuatro más en las que estudiamos detenidamente los complejos problemas de la guerra y la revolución en España. En general, hay bastante confusión en el ambiente y malas interpretaciones que se nutren de las críticas que llegan desde Francia. Hemos procurado deshacer el error y hemos excluido sin contemplación a algunos de los nuestros que están en una posición francamente derrotista, y que hacen contra nuestras centrales una labor de difamación. Sobre esto no quiero sino mencionarlo, pero si fuese preciso se documentaría con los recortes de prensa que tengo en mi poder. La filial de la AIT, aquí que numéricamente no representa nada, aunque es la organización más vieja del país, es la que lleva la iniciativa a este respecto. Por mi parte he invitado a todos los que están dispuestos a secundar nuestras iniciativas sin condicionar la colaboración a la posición de nuestras organizaciones en España. Creo haber precedido bien, sobretodo porque yo conozco al elemento que vale y rinde en el trabajo efectivo. La «Unión Sindical Uruguaya» ha hecho una nueva remisión de dinero en los momentos que yo regresaba, y es con ellos, con los que pequeños y todo hay que trabajar si queremos que nuestras organizaciones en España no carezcan de un centro de expansión y de afinidad integral. Todo lo que no sea absolutamente ortodoxo, no cuenta ni entusiasma a la gente de la FORU y eso no puede ser en momentos como los que vive la organización en España. Sin embargo, hay bastante gente y, aún en este centro de intransigencia, me cuentan algunos que colaboran en las tareas generales. El movimiento, dentro de lo reducido de nuestras posibilidades, promete ser bueno y de franca solidaridad con nuestros camaradas españoles. Yo entendí así mi deber en este país, y ajusto mi conducta a lo que las circunstancias permiten realizar. Estoy preparando un extenso informe detallando los problemas de España para pedir a los que están en esa posición de intransigencia, y efectivamente contrarias a nuestros intereses, pero que se proclaman intérpretes fieles de nuestro ideal, que rectifiquen su posición y que entren en la colaboración de una acción conjunta, que tanto bien puede reportar para la causa de España e incluso para nuestro propio proletariado. No quiero adelantar criterio de cómo será recibido. Te enviaré, tan pronto como lo haya hecho, una copia para que la entregues a la organización.

Finalizada la guerra y la revolución, Roberto Cotelo no cesa en su militancia. Participa en actividades en la Casa de los Libertarios (años 40), en la Federación Anarquista Uruguaya (FAU), Ateneo del Cerro-La Teja (años 50 y 60), en el Centro de Acción Popular (años 60) y en la breve Alianza Libertaria Uruguaya (ALU) también en los 60. Al mismo tiempo, regresa a su puesto de gerente en el Sindicato Médico del Uruguay hasta 1957, año de su jubilación. A pesar de ello, no deja el SMU y pasa a ser secretario de la Comisión Administradora de Bienes Inmuebles y encargado de propaganda. A su vez, colabora puntualmente con los diarios Uruguay y Época, ambos de muy corta existencia.

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Sello con las iniciales de Roberto Cotelo. Lo utilizaba para ordenar su biblioteca personal.

Como su hijo recuerda, casi anualmente recibían en casa la visita de Pedro Herrera, viejo compañero de Roberto en la FAI que tuvo que exiliarse en Argentina.

El 24 de noviembre de 1970, Cotelo fallece en el Sanatorio IMPASA a causa de una peritonitis. Es enterrado en el Cementerio del Norte, en Montevideo.

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Roberto Cotelo y Aurora Pedreira en una cena del SMU (años 60)

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Referencias bibliográficas

Diario ABC, 10.07.1937.

Iñiguez, M. (2008) Enciclopedia histórica del anarquismo español. Ed. Asociación Isaac Puente. Vitoria.

La Libertad (Órgano de expresión del Frente Popular) 27.07.1937.

Cartas y documentos del Instituto de Historia Social de Ámsterdam (Holanda).

Textos y documentos del Sindicato Médico del Uruguay (SMU).

Entrevista a Helios Cotelo.